Que los niños y las niñas vean
leer a los adultos cercanos supone un modelo que tenderán a reproducir.
Hay niños y niñas que devoran libros,
pero hay otros a los que les cuesta más.
Estas pautas van dirigidas a
aquellas familias a las que a sus hijos e hijas no les gusta tanto. Algunas recomendaciones:
- Elegir un libro que les atraiga especialmente, ya sea un cuento, un libro de aventuras, comic… Cuando se empieza, tenemos que intentar no cambiar de libro hasta que no se termine. Se trata de que entienda una historia en su globalidad…aunque si el que ha elegido es muy aburrido, sin duda será mejor dejarlo. Las lecturas tienen que estar adaptadas al nivel de cada niño o niña. Es mejor empezar con textos sencillos y asequibles.
- Es importante buscar un lugar adecuado (tranquilo y acogedor, creativo; que no sea la mesa de estudio) y un momento para leer (por ejemplo, antes de dormir o después de comer).
- Pedirle al niño o niña que lea en voz alta. A menudo las familias dicen que lo hacen así, que le piden al niño o niña que lea mientras los adultos cocinan o hacen otra actividad…sin embargo, así no valdría, es mejor dedicarle un ratito y sentarnos a su lado para poder seguir el texto.
- Estar a su lado nos permite corregir -sin pasarnos- errores de lectura (como omitir partículas, cambiar el género o sustituir palabras…estos errores pueden hacer que cambie todo el sentido del texto, por ejemplo, no es lo mismo leer “andaba” que “nadaba” y, por tanto, que se vea comprometida la comprensión del mismo). Hacerlo así facilita el apoyo directo al niño o niña que se encuentra en una etapa de aprendizaje y se disfruta de un momento compartido de lectura en familia.
- Podemos alternarnos en la lectura con el niño o con la niña, un párrafo o una hoja cada uno, así evitamos la fatiga y le proporcionamos un modelo correcto de lectura, con pausas y entonación. Si el texto tiene diálogos podemos dividirnos a los personajes para hacer la lectura más amena y dinámica.
- Suele ser eficaz explicar que el punto es como un semáforo en rojo (hay que parar) y la coma es como un semáforo en ámbar (hay que hacer una pequeña pausa).
- Conviene dejar la lectura antes de que el niño o niña se canse, procurando “que se quede con ganas” de saber qué pasa en la siguiente hoja o en los siguientes capítulos.
- Nuestro objetivo es conseguir que le guste leer así que de nada sirve enfadarse, perder la paciencia u obligarle a leer un número concreto de páginas. Esto hace precisamente el efecto contrario, que se enfrente a la lectura con tensión y que genere aversión.
- Cuando el niño o niña tiene una correcta fluidez lectora (con pausas y entonación acompañada de una velocidad lectora adecuada) es bueno que realice la lectura solo, en un lugar tranquilo, que le permita estar concentrado y disfrutar de todos los mundos, personajes y aventuras que se encuentran en las páginas de un libro.
Adjunto los siguientes enlaces:
Proyecto Leer.es del Ministerio de Educación y Formación Profesional y el CNIIE.
Crece leyendo conmigo (de 4 a 7 años)
Crece leyendo conmigo (de 8 a 11 años)
Proyecto Leer.es del Ministerio de Educación y Formación Profesional y el CNIIE.
Crece leyendo conmigo (de 4 a 7 años)
Crece leyendo conmigo (de 8 a 11 años)
* Ilustraciones de Rafael López
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